nuestra calidad

La cebolla holandesa tiene, absolutamente, una calidad de primera clase, a nivel mundial. Sin duda, esa posición no se ha alcanzado de un momento a otro. Es el resultado del trabajo dedicado de muchas generaciones sucesivas, en las empresas familiares. Y además, de una intensa cooperación entre los productores de semillas, cultivadores, procesadores, exportadores y, por supuesto, los clientes de todo el mundo, con sus necesidades específicas.

La excelente calidad de las semillas, junto con un suelo sano, son los responsables de que emerja un cultivo vigoroso y homogéneo. La arcilla marítima rica en calcio y minerales, hace que las cebollas holandesas prosperen, tengan un intenso sabor, suficiente firmeza y un bonito color claro.

El conocimiento profundo y décadas de experiencia acumulada en el cultivo de la cebolla, sientan las bases para que el producto mantenga largamente su frescura. Para ello, es crucial el momento correcto de cosecha y almacenamiento. Las técnicas de secado y preservación, pensadas a conciencia, de la cadena de procesamiento de la cebolla holandesa proporcionan, además, un tiempo de conservación muy largo, hasta la próxima temporada de cosecha. Y eso es algo único en el mundo.

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